Exposición: Museo de Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo (MuCEM)

Maria Àngels Roque

Antropóloga, Directora de culturas y sociedad civil, Instituto Europeo del Mediterráneo

Con motivo de la capitalidad europea de la cultura 2013, Marsella ha aprovechado la ocasión  para convertirse  también en capital del Mediterráneo. Esta ciudad portuaria es la segunda ciudad de Francia en cuanto a demografía, y en ella conviven numerosas culturas. El  Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo, suspendido entre el cielo y la tierra, flotando a la entrada del Vieux Port,  se anuncia como un gran proyecto conceptual para el Mediterráneo, con las palabras del historiador Fernand Braudel:  “¿Qué es el Mediterráneo? Mil cosas a la vez, no es un paisaje, sino  numerosos paisajes, no es un mar, sino una sucesión de mares, no es una civilización, sino civilizaciones enriqueciéndose unas a otras”.

Hasta ahora, ningún museo en el mundo se había consagrado a las culturas mediterráneas, tan fértiles por la historia y por las civilizaciones que han transitado por este mar. El lugar escogido para asentar el MuCEM es el fuerte Saint-Jean, unido al que fue el muelle J4 del puerto de Marsella en el eje del Vieux Port de la Joliette. Un total de 44.000 m2 sobre tres espacios: El J4, corazón del museo; el fuerte Saint-Jean, un espacio abierto para la ciudad, y el Centro de Conservación y Recursos.

El MuCEM  rechaza definir su pertenencia a Oriente o a Occidente, pero sí  confiesa su adscripción mediterránea. Sus fachadas de encaje o celosías ofrecen un juego que simula la reverberación del cercano mar, bajo  la luz de sol y, mejor todavía, de la iluminación creada para este fin por Yann Kersalé. El fuerte Saint-Jean se une al nuevo J4 por una pasarela de 135 metros de largo, y una segunda pasarela de una longitud de 70 metros se levanta entre el puerto y la explanada de la iglesia de Saint-Laurent en el popular barrio del Panier. Así se asegura una continuidad en el recorrido urbano entre la parte más antigua de la ciudad y los nuevos equipamientos culturales reunidos sobre el bulevar del litoral.

Los tres espacios que componen el MuCEM tienen características y funciones distintas. El edificio concebido por Rudy Riccioti y Roland Carta sobre el muelle J4 cuenta con una arquitectura espectacular e innovadora. Este edificio admite todas las funcionalidades de un museo moderno con sus grandes escenarios de exposición, sus vastos espacios de acogida, su auditorio, librería, restaurante. El fuerte Saint-Jean ha sido restaurado y rehabilitado para poder visitarlo y, al mismo tiempo, crear un espacio museístico que permite mostrar las  colecciones de artes y tradiciones populares, como es el caso de la actual exposición  Le temps des loisirs.  Esta familiaridad y esta proximidad inducen a  abrirse al público. El acceso a los espacios exteriores como el Jardín de las Migraciones, de 12000 m2, acondicionado por arquitectos paisajistas y  concebido como un libro abierto a las estaciones, es gratuito. En este lugar podemos aprender los nombres de las plantas y su función sanadora, y también dar un paseo que revela la situación excepcional del fuerte Saint-Jean en su relación con Marsella y su conjunto.

Con 1600 m2, la Galería del Mediterráneo, en el primer nivel del edificio, presenta las grandes etapas de la historia de las civilizaciones de la cuenca mediterránea. Esta galería temática se transformará cada 3-5 años. Actualmente propone una recreación de cuatro temas: 1) Invención de las agriculturas, nacimiento de los dioses; 2) Jerusalén, una ciudad tres veces santa, que trata el nacimiento de los tres monoteísmos; 3) Ciudadanía y derechos humanos con la Acrópolis de Atenas; 4) Más allá del mundo conocido, que muestra la región de Sagres, en Portugal, de donde parten las carabelas hacia la ruta de las Indias.

El nivel 2 consta de  2000 m2 de espacio para exposiciones temporales.  La flexibilidad de espacios, entre 300 m2 y 2000 m2, permite dar a cada exposición la superficie que necesita. En mi opinión, las exposiciones temporales presentan un mayor interés conceptual que la Galería, precisamente por la intencionalidad de estas muestras, menos manidas que los grandes temas de civilización. Voy a centrarme en las que tuvieron lugar en la apertura del museo  y que finalizaron el 6 de febrero de 2014: Le noir et le bleu. Un rêve méditerranéen y Au bazar du genre, Féminin-masculin en Méditerranée. Posteriormente hablaré de aquellas exposiciones que se pueden visitar actualmente y que finalizaran a mediados de abril de 2015:

  • Le noir et le bleu. Un rêve méditerranéen  muestra  las representaciones del Mediterráneo desde el siglo XVIII hasta nuestros días, bajo el comisariado general de Thierry Fabre, un  activista cultural que lleva años ocupándose de las representaciones que declara:  “Invertir las miradas, pasar al otro lado del espejo, tomar otros relatos y otras historias es la nueva aproximación para concebir esta exposición”. Dos cuadros la  introducen: Los desastres de la guerra de Goya, como representación  de lo negro, las guerras, el colonialismo y la mafia, y Bleu II, el azul lleno de positivismo de Miró. Para esta interesante aproximación, el museo presenta asimismo obras singulares, pinturas, fotografías, esculturas provenientes de museos del mundo y documentos originales, manuscritos y libros raros, periódicos, imágenes inéditas de archivos que revelan la diversidad de representaciones en el Mediterráneo…La obra de la marroquí  Yto Berrada Estrecho, donde el mar  se convierte en un cementerio marroquí, presenta una recurrente realidad  del Mediterráneo, mientras que la mesa-espejo de Pistoletto, silueta del mar, rodeada por diferentes sillas, intenta recrear un parlamento mediterráneo con sus diferentes voces.
  • Au bazar du genre, Féminin-masculin en Méditerranée,  del comisario  Denis Chevallier, es una exposición con una mirada fresca donde se  combinan elementos antropológicos de larga duración y elementos muy nuevos procedentes de diferentes culturas. La exposición se organiza alrededor de la idea de que el género puede ser abordado como un gran mercado (el bazar) donde las opciones parecen casi infinitas pero donde, finalmente, los individuos se orientan en función de sus costumbres y modelos culturales. La imagen de la exposición de la artista sevillana  Pilar Albarracín sirve de reclamo en la fachada acristalada del museo. Las obras de otras artistas animan este bazar: desde Louise Bourgeois o el grafiti de la egipcia Mira Shihadeh contra el acoso sexual, hasta las versiones pop del velo de Hassan Hajjaj utilizado como propaganda de consumo.
  • Food. Produire, Manger, Consommer. Adelina Von Fürstenberg, la comisaria general de esta atractiva exposición que puede visitarse hasta marzo de 2015, explica cómo a través de la mirada de los artistas invitados se favorece la cultura, las tradiciones y la creatividad para poder aprehender y comprender los valores ligados a la comida en nuestra sociedad contemporánea. Los artistas invitados provienen de los cinco continentes, cubriendo diferentes territorios y representando diversas generaciones. Aparte de los elementos estéticos, los rituales y las ceremonias, estos artistas son sensibles a las temáticas ligadas directa o indirectamente a la alimentación. Así, exponen en sus obras las consecuencias del cambio climático, el envenenamiento de los productos agrícolas, la brecha en la repartición alimentaria… Todo ello contribuye en esta exposición a hacer presentes los principales desafíos de nuestra sociedad contemporánea mostrados con gran originalidad: el desarrollo sostenible, la inmigración, las diferencias religiosas, los derechos humanos, la desigualdad de género.
  • History Zero se podrá verdel 20 de noviembre de 2014 al 13 de abril de 2015. Esta exposición, concebida por el artista Stefanos Tsivopoulos  para la bienal de Venecia de 2013, se compone de tres films de ficción que suceden en Atenas, así como de un espacio documental para el que el artista ha contado con investigadores que buscan ejemplos de monedas  alternativas, utilizadas paralelamente a las monedas oficiales. Comisariado por Jean-Roch Bouiller,  este proyecto cuestiona el lugar del dinero en la sociedad griega de hoy y, más extensamente, en las sociedades capitalistas sacudidas por una crisis que demuestra claramente las desigualdades sociales. Tsivopoulos muestra también en su trabajo el papel del dinero en los destinos individuales y en la relación entre las personas.

Con un presupuesto de 19 millones de euros, Bruno Suzzarelli, presidente del MuCEM, manifiestaba en la inauguración: “Este espacio puede contemplarse también como un lugar que enlaza las colecciones del pasado y la reflexión sobre el futuro del Mediterráneo. Una nueva generación de museística  del  siglo XXI. Acudiremos a los artistas contemporáneos para acompañar las diferentes miradas de los científicos, historiadores, antropólogos, sociólogos. Abierto a la luz, abierto sobre el mar, abierto al conjunto de expresiones artísticas y culturales de la cuenca mediterránea”. Confiemos en que la crisis no sea muy dura con este gran museo mediterráneo.