Entrevista con Ghada Abdel-Aal

Nafissa Lahrache

Periodista, Argelia

Ghada Abdel-Aal es una escritora y bloguera egipcia. A favor de la igualdad en el matrimonio y la sociedad, se define a sí misma como « una representante de los 15 millones de mujeres entre 25 y 35 años presionadas diariamente para casarse, aun cuando la solución se escape de sus manos ». Pero Ghada es mucho más porque representa la libertad de expresión que en Egipto se ha ido desarrollando en estos últimos años gracias a las nuevas tecnologías. Nafissa Lahrache es una periodista argelina que colabora regularmente en diversos medios. Fundadora y presidenta de la Association Femmes en Communication, Nafissa trata de cambiar la visión de la mujer ofrecida por los medios. Ambas comunicadoras tuvieron oportunidad de conocerse en el marco del Encuentro Preparatorio del Forum de mujeres de la Fundación Anna Lindh a finales de noviembre de 2012 en Casablanca, donde aprovecharon para dialogar sobre el best-seller de Ghada y su particular visión de la mujer árabe.


El fenómeno de las jóvenes escritoras dentro del mundo árabe está todavía en sus inicios, pero no podemos ignorar el descubrimiento de verdaderas plumas femeninas. Un fenómeno que ha permitido el surgimiento de multitud de autoras reconocidas más allá del mundo árabe. Pero pocas de estas escritoras, como son Nawel el Sadawoui, Ghada Essamane o Ahlem Mostghanemi, han podido actuar eficazmente en contra de la discriminación y los sufrimientos diarios de las mujeres árabes.

Es posible que la experiencia limitada en la vida de la mujer árabe le haya impedido conocer numerosas etapas importantes en el desarrollo de la sociedad. Es posible a su vez que la experiencia de las mujeres en sus relaciones con los hombres haya sido de naturaleza más sexual que sentimental y esto haya frenado su emancipación en otros campos. Esta experiencia reciente hace que las mujeres necesiten más tiempo y lucha para saber abrirse otros caminos, para expresarse mejor, para ocupar todo su lugar en la sociedad.

Hoy en día, con las nuevas tecnologías y los medios de comunicación, nace una nueva generación de jóvenes escritoras y, con ellas, una nueva manera de ver y escribir lo cotidiano de las mujeres. Hay que resaltar que el acceso a estas nuevas tecnologías de comunicación y a las redes sociales es lo que ha permitido a los jóvenes expresarse libremente rompiendo todos los tabú, permitiendo así un intercambio de experiencias y la apertura de un debate sobre las cuestiones de la sociedad.

En esta nueva ola multitud de nombres han visto la luz, entre ellos el de Ghada Abdel-Aal, joven egipcia quien gracias a un lenguaje simple y directo ha abordado los problemas del matrimonio tardío y la dificultad de encontrar un alma gemela, además de exprimir el sufrimiento de una gran parte de hombres y mujeres jóvenes. El libro de Ghada, titulado Ayza Atgawez – Quiero ser una novia ha sido traducido a multitud de idiomas y adaptado a una serie de televisión que ha tenido gran éxito en las sociedades árabes.

Nafissa Lahrache: ¿Quién es Ghada Abdel-Aal? ¿Cómo se ha convertido en escritora?

Ghada Abdel-Aal: Soy una joven egipcia, farmacéutica, de 34 años que comenzó a escribir su diario íntimo en 2006. Al principio no era más que una manera de vaciar mi corazón, y luego tomó otra forma, más estructurada y más literaria que finalmente publiqué en 2008.

N.L.: Leyendo vuestro libro por Internet, constatamos que es muy íntimo, ¿es un relato personal que habla de vuestras propias vivencias? ¿Qué mensaje queréis transmitir a través de él?

G.A.A.: Al principio escribía de una manera muy íntima, después, cuando vi el entusiasmo de los lectores y sus ganas de debatir la cuestión del matrimonio en Egipto, las cosas empezaron a tomar otro giro y se convirtió en una responsabilidad transmitir el mensaje a las mujeres egipcias, consideradas como las primeras responsables del matrimonio tardío. Esto es debido, en realidad, a los problemas socio-económicos a los que hacen frente las jóvenes en la sociedad egipcia y árabe en general.

N.L.: Si vuestro libro habla de las solteras viejas en el mundo árabe, ¿piensa que contribuirá a un cambio en las mentalidades?

G.A.A.: Yo nunca he utilizado el término vejez al hablar de las solteras, ya que lo considero un calificativo humillante y degradante para las mujeres. Considero que el verdadero problema reside en aquellos que ven a la mujer como un producto con fecha de caducidad. Mi escrito ha alentado a las mujeres a verse de otro modo, a considerarse como un ser libre y capaz de existir solo, sin necesidad de ser completado por otro. Mi sueño es que esta llamada llegue a todas las mujeres del mundo árabe aun cuando se que esto requerirá años de arduo trabajo y un esfuerzo considerable para cambiar las mentalidades unidas a las tradiciones y costumbres pasadas. 

N.L.: ¿Lo que habéis escrito contribuirá a cambiar la imagen de las mujeres o de los hombres?

G.A.A.: Espero que cambie la visión del uno hacia el otro… y que cada uno tenga en cuenta al otro como un compañero y pareja de su vida, no para llenar un hueco, o solamente para hacer callar o satisfacer al resto de la sociedad.

N.L.: ¿Cómo han reaccionado vuestros lectores después de que el libro fuera adaptado a la televisión?

G.A.A.: El libro ha tenido un gran éxito, ya va por la 16ava edición y ha sido traducido a 5 idiomas. Para mi sorpresa, ha gustado a lectores de ambos sexos. La serie televisiva  tuvo a su vez un enorme éxito en 2010 y ha sido premiada como mejor realización y mejor interpretación en el Festival Internacional de cine del Cairo. También obtuvo el premio a mejor guión cómico y según un sondeo de opinión fue la serie mas seguida en este periodo.

N.L.: ¿Existe una diferencia en la manera de ver las cosas entre hombres y  las mujeres y donde éstas residen?

G.A.A.: Yo no puedo explicar la manera en la que, en general, ven los hombres las cosas antes del matrimonio. Todo lo que puedo decir es que la mayoría de hombres sólo contempla criterios de belleza y familiares para escoger esposa, sin buscar realmente las compatibilidades intelectuales  y espirituales entre los dos. Por el contrario las mujeres han evolucionado, ya que ahora ellas buscan cada vez más desterrar los antiguos métodos de matrimonio y realmente quieren construir su unión de pareja a partir de unas bases más sólidas, tratando de conocer realmente su futuro conjunto, enfoque que la sociedad rechaza.

N.L.: ¿Ha logrado, a través de su obra, determinar las diferencias entre los dos sexos o solamente trataba de denunciar el tabú de las relaciones sexuales entre hombres y mujeres en Oriente?

G.A.A.: Yo no he abordado el aspecto sexual en mi libro, estoy más interesada en la vertiente sentimental y la complementariedad entre las personas

N.L.: ¿Hasta que punto piensa que ha tenido éxito en hacer evolucionar el punto de vista de la sociedad oriental para con las mujeres solteras a pesar de todas sus capacidades?

G.A.A.: Espero haber tenido éxito para transmitir mi voz y mis convicciones a las mujeres. Son ellas las que me interesan en primer lugar por delante del resto de la sociedad. Mi primer objetivo es que abran los ojos a su verdadero valor, que ellas vivan su vida plenamente y no la consideren solamente una introducción o una preparación para la vida conyugal. En mi próxima aventura literaria cuento con dirigirme a toda la sociedad, no únicamente a la mujer.

N.L.: Según usted, ¿dónde reside el problema del matrimonio tardío: en el mundo árabe, en la mujer, en la familia o en toda la sociedad?

G.A.A.: Estuve invitada en la universidad americana de El Cairo para intervenir en un curso sobre « el problema del matrimonio en Egipto en el siglo XIX » y constaté que siempre es la parte femenina la que es señalada con el dedo. Pienso que deberíamos inclinarnos por los problemas económicos difíciles que traban el camino a los jóvenes que aspiran a vivir en pareja. También las tradiciones, a menudo interpretadas de forma exagerada, vienen a agravar la situación de los jóvenes que aspiran a una vida mejor más allá de unas condiciones que, la mayor parte del tiempo, consideran superadas.

N.L.: ¿El matrimonio de las mujeres árabes  tiene fecha de caducidad? ¿No provoca esta situación la necesidad de buscar una solución o un cambio para llenar su vida?

G.A.A.: El hecho de que  las chicas árabes deban casarse a cierta edad varía de una región a otra, puede hacerse a la edad de 18 años en una región o a los 20 en otra e incluso a los 35 en alguna otra. Pero todas las regiones concuerdan en que si la chica rebasa esta fecha límite para el matrimonio se encerrará en si misma como si su existencia no tuviera ya interés. Hay que decir que el rol de la religión y la influencia de las tradiciones hacen las cosas más difíciles, pero la vida comprende otros horizontes que no podemos ignorar, no hay que focalizarse solamente en un aspecto que es el matrimonio. Si eso no se concreta no es el fin del mundo

N.L.: Con vuestro libro y la serie de televisión, ¿piensa que podéis aportar un plus en el dominio intelectual y cultural del mundo árabe? ¿Tiene otros proyectos de futuro?

G.A.A.: Espero haber abierto el camino para que otras jóvenes escritoras puedan escribir y publicar, y ese es el tema. También espero haber logrado transmitir un mensaje a mis lectoras. Mi deseo es el de poder explicar, en mi próximo libro el daño que causa la sociedad a las mujeres, ya sea o no intencionado.

N.L.: Para concluir, ¿qué mensaje que os gustaría transmitir a los jóvenes y a las mujeres de la ribera norte del Mediterráneo? ¿Cuáles son, según usted, las vías de diálogo susceptibles de abrir un diálogo y permitir el acercamiento entre las culturas, y como podemos defender a las mujeres árabes?

G.A.A.: Pienso que debemos crear más oportunidades de encuentros e intercambios entre las dos riberas a través ya que a través de mis viajes he constatado y descubierto que no somos tan diferentes como podríamos pensar, al contrario, somos muy similares. Todos y todas aspiramos a la felicidad y luchamos contra los obstáculos que la bloquean, necesitamos más contactos y acercamientos por la vía de manifestaciones y actividades culturales para ver hasta que punto somos semejantes.