Egipto y la Unión Europea: cooperación económica y acercamiento cultural

Su importancia geoestratégica y su peso demográfico refuerzan el significado de su relación con Europa.

Marcos Suárez Sipmann

Egipto ha sido y es el origen de corrientes de renovación cultural y política en el mundo árabe. Las experiencias egipcias son luego ensayadas en otros países árabes. Esta condición de país pionero junto a su importancia geoestratégica y su enorme peso demográfico subrayan el significado de la relación entre Egipto y la Unión Europea (UE) en el contexto de la Asociación Euromediterránea puesta en marcha en Barcelona en 1995. El Proceso de Barcelona estableció diferentes niveles o marcos de cooperación. La nueva generación de acuerdos euromediterráneos, previstos en el marco bilateral, incluye el acuerdo de asociación entre Egipto y la UE firmado en 2001 tras cinco años de negociaciones. Al año siguiente la Comisión Europea hace público el Programa Nacional para Egipto para apoyar la liberalización económica egipcia hasta 2004.

Con el apoyo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) se ha creado además un mecanismo de préstamo destinado a favorecer el desarrollo del sector privado en todos los países mediterráneos. El nuevo acuerdo de asociación que entró en vigor en 2004 es mucho más ambicioso que el anterior de cooperación de 1977, e incorpora condiciones políticas y económicas para la asociación como son el respeto de los Derechos Humanos y el Estado de Derecho. Con la ampliación a 27 miembros, la UE se ha convertido en el primer socio comercial y representa el 40% del comercio exterior de Egipto. Se espera que las cifras, todavía modestas, crezcan aun más una vez que las empresas exploten en su totalidad el potencial contenido del acuerdo.

Contribuye a ello la Confederación de Asociaciones de Negocios Egipto-Europa (CEEBA), fundada en 2004 como una red de las distintas asociaciones comerciales bilaterales existentes, y que creó un foro para promocionar el comercio, la inversión y la tecnología. La UE es el primer inversor en diversos campos como la modernización industrial, la formación profesional, sanidad, medio ambiente… Destaca su participación en proyectos como el de Toshka que, mediante la construcción de un gran canal que llevará agua desde el lago Nasser, tiene como objetivo la recuperación a gran escala de tierras al desierto, conectada con proyectos industriales, mineros y turísticos y la creación de nuevas comunidades urbanas con el fin de reducir la congestión del valle del Nilo.

Por otro lado, como explica un alto funcionario del Ministerio de Economía egipcio, hay que analizar las relaciones de Egipto con la UE en el contexto de los avances logrados por su país con otros socios regionales. En efecto, el acuerdo de libre comercio con Turquía firmado en diciembre de 2005 tomó como modelo el acuerdo con la UE. Y en otra iniciativa subregional, el acuerdo de Agadir, entre Egipto, Jordania, Marruecos y Túnez para la creación de una zona de libre comercio, la Comisión Europea ha sido uno de los principales impulsores políticos dando apoyo financiero a través de los programas MEDA. Los dos son ejemplos que refuerzan las medidas destinadas a crear una zona euromediterránea de libre comercio en 2010.

Cooperación política y de seguridad

Junto al aspecto económico, que se manifiesta también en la cooperación técnica para construir sistemas de seguridad social, de supervisiones bancarias o de control de fusiones, se han potenciado otras vertientes de colaboración. En la cooperación política y de seguridad lo más difícil ha sido el inicio de un proceso, ahora ya en marcha. Enfrentado, eso sí, a dificultades mucho mayores a la hora de influir en una serie de cambios en el statu quo que, sin embargo, amplios sectores de la propia sociedad egipcia demandan.

El alemán Klaus Ebermann, jefe de la delegación de la Comisión Europea en Egipto, se lamenta de que quizá no se aprovecharan lo suficiente los años previos del proceso y las largas negociaciones. Cree que la política europea de vecindad (PEV) ayudará a transmitir mejor la sensación de importancia y urgencia necesaria para impulsar y potenciar la cooperación. El Plan de Acción Conjunta UE-Egipto para el periodo 2007-2013, inscrito en una PEV con los objetivos marcados de una mayor integración económica en un espacio de valores comunes e intensificación de las relaciones políticas y culturales, está en consonancia con el objeto central del Proceso de Barcelona.

Dentro del marco unilateral, el Instrumento Europeo de Vecindad y Asociación (IEVA), instrumento financiero de la PEV, sustituirá al programa MEDA en vigor desde 1995. Una innovación en el aspecto político es la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea (APEM) cuya primera reunión plenaria tuvo lugar en El Cairo en 2005. Este foro de debate favorece el diálogo sobre asuntos tan candentes como los derechos de la mujer, la libertad de expresión y el respeto por las creencias religiosas. La nueva dimensión parlamentaria se complementa con iniciativas como que se llevó a cabo en el marco de la presidencia alemana que inauguró el primer Parlamento Euromediterráneo de los Jóvenes en cuya sesión plenaria jóvenes de los 27 Estados socios del Proceso de Barcelona se reunieron para debatir asuntos sociales de actualidad.

En 2005, declarado Año del Mediterráneo, se celebró en Barcelona la Cumbre Extraordinaria para conmemorar el décimo aniversario del Proceso con significativas ausencias entre los líderes árabes, como la del presidente egipcio, Hosni Mubarak. Se aprobó un Código de Conducta Antiterrorista –aunque sin una definición clara de terrorismo– y un programa de trabajo para los próximos cinco años. Sin duda, el resultado pudo haber sido bastante mejor. Las críticas a la lentitud y pobres resultados del Proceso de Barcelona se sucedieron desembocando incluso en una idea de Unión Mediterránea con el riesgo de duplicar estructuras existentes.

Merece tenerse en cuenta lo que el hoy secretario general de la Unión de Inversores Árabes, Gamal Bayumi, negociador del Acuerdo de Asociación por parte del gobierno egipcio, además de uno de los arquitectos del papel de Egipto en el Proceso de Barcelona, expuso con claridad: más que un fracaso se ha avanzado a un ritmo más lento del esperado. Pero a pesar del desacuerdo de los socios en algunas cuestiones, el partenariado ha logrado en los 10 años alcanzar no pocas de sus metas. Al mismo tiempo se celebraban en Egipto las elecciones legislativas que ganó el gobernante Partido Democrático Nacional (PDN), con un número de votos menor del esperado. Este descenso se tradujo en un sorprendente ascenso de los Hermanos Musulmanes que se presentaron como independientes debido a las trabas legales, y se convirtieron en segunda fuerza política.

Dos meses antes, en septiembre, las elecciones presidenciales, como nadie dudaba, dieron la victoria a Mubarak, en el poder desde el asesinato de Anuar el Sadat en 1981. Las imperfectas elecciones supusieron, al menos, movilizaciones en la sociedad civil, como el movimiento de protesta popular Kifaya (“Basta” en árabe). El creciente papel de la religión en la sociedad egipcia es un hecho que, solo en parte y sin querer simplificar una realidad mucho más compleja, tiene su explicación en la función social y asistencial que el Islam asume en un país donde oficialmente el 17% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza (según la oposición el 40%) y donde la falta de libertad de expresión había impedido hasta ahora manifestar por otras vías la protesta y las reacciones ante situaciones injustas.

Ante el incuestionable peso de los Hermanos Musulmanes es decisivo aclarar la actitud de éstos sobre cuestiones esenciales como la alternancia en el poder en democracia, los derechos de la mujer, la libertad e igualdad ciudadana de los cristianos coptos (un 10% de la población)… Por otra parte, tras décadas de un constante deterioro y los resultados de las últimas elecciones legislativas es necesaria la regeneración de los partidos políticos para que la vida democrática pueda desarrollarse más allá de una dicotomía que obligue a optar únicamente entre el PDN o los Hermanos Musulmanes.

En este sentido, es una buena noticia que los cuatro partidos más importantes que forman la oposición laica –el liberal Al Wafd, el izquierdista Al Tagammu, el panárabe Al Nasseri y el Frente Democrático– hayan presentado conjuntamente una propuesta para la reforma de la Constitución, promulgada en 1971. Recuérdese que en el polémico e irregular referéndum de marzo de 2007, se aprobó una serie de reformas que, asentando principios de libre mercado, pretenden afianzar el régimen mediante la erosión de las libertades y los Derechos Humanos. En un país en transición como Egipto, las necesarias reformas políticas, económicas y sociales no deben venir dirigidas desde fuera. Para facilitar y contribuir desde la UE a una transición viable hacia una situación de libertad y buen gobierno, nada se gana con limitarse a señalar con el dedo manifiestos problemas y deficiencias.

Es mejor compartir la experiencia europea donde ésta ha resultado positiva y provechosa y ponerla a disposición de los socios egipcios. Solo si viene desde dentro, el cambio será verdadero, lo que en ningún modo excluye permanentes intercambios como el apoyo a la mejor estructuración de los partidos políticos, la asistencia técnica en la organización de elecciones o la contribución al fortalecimiento de la sociedad civil. Para potenciar al máximo la visibilidad del Proceso de Barcelona y su cercanía al ciudadano han de perfilarse aun mejor los sectores reformadores –jóvenes, mujeres, emprendedores de la economía privada– prestándoles un decidido apoyo.

Dos tercios de los 80 millones de egipcios tienen menos de 25 años. Una eficaz y equitativa gestión de la riqueza generada por el crecimiento económico sostenido afrontará la peligrosa falta de horizontes de esta mayoría para convertirla en un activo valioso para la sociedad. En junio de 2007 tuvo lugar en El Cairo la primera Conferencia Ministerial euromediterránea sobre educación superior, formación profesional e investigación con vistas a crear un area euromediterránea de enseñanza superior e investigación. Tras la Conferencia se firmó un convenio financiero para la potenciación de la investigación, el desarrollo y la innovación.

En 2005 se inauguró la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el Diálogo entre Culturas. Con el objetivo de promover la comprensión y conocimiento mutuos, la Fundación y su red de institutos asociados define, desarrolla y promueve zonas de convergencia cultural combatiendo los estereotipos. La elección de Alejandría como sede simboliza el fértil encuentro de culturas que desde la Antigüedad tuvo lugar en esta ciudad que, tras décadas de abandono, comienza ahora a participar del crecimiento generalizado de la economía egipcia. A la importante función de la Fundación se añade la labor de los diversos institutos culturales de los socios euromediterráneos.

Relaciones con España

España desempeña un papel primordial en el encuentro entre ambas culturas. La tarea del Instituto Cervantes se amplía y la labor difusora de organismos como Casa Árabe y su Instituto Internacional de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán se hace más fecunda compartiendo las actividades y experiencias de entidades de los demás países de la Asociación Euromediterránea. El Instituto Cervantes de El Cairo, que cuenta con un segundo centro en Alejandría, incrementa día a día el gran interés por la lengua y la cultura españolas e hispanoamericanas. Su amplia biblioteca, abierta a todos, acoge a los numerosos estudiantes de español de las universidades cairotas.

El español, aunque a gran distancia, se sitúa como el tercer idioma tras el inglés y el francés, lenguas de los países con los que el Egipto contemporáneo ha tenido un contacto más intenso. El Instituto coordina y organiza numerosas actividades, y cuenta con la colaboración de instituciones culturales egipcias y embajadas latinoamericanas. Si esta colaboración se extiende a otras instituciones culturales europeas se promoverán, además, sus aportaciones a la construcción de una identidad común europea. Acuerdos de este tipo ya han empezado a ensayarse por parte del Instituto Cervantes con el alemán Goethe Institut. Aunque con una presencia más reducida, la lengua y cultura alemanas cuentan en Egipto además del Goethe y portales de Internet como Qantara (“puente” en árabe), con la GUC o Universidad alemana de El Cairo, creada en 2002.

Actividades conjuntas servirían, por ejemplo, para resaltar la estrecha relación de uno de los símbolos de la cultura europea con el Oriente y el Islam. Hoy se redescubre, 175 años después de la muerte de Goethe, su curiosidad por una cultura diferente a la que admira a la vez que con ironía critica aquello que considera censurable. Estos esfuerzos europeos se ven correspondidos con los nuevos impulsos en países como Egipto, donde ha comenzado la concienciación sobre la importancia de preservar y transmitir su patrimonio cultural. Un claro ejemplo es el Centro Egipcio para la Documentación del Patrimonio Cultural y Natural, Cultnat, creado en 2001.

A través de la colaboración con diferentes entidades y empresas y la utilización de las nuevas tecnologías, se ha logrado difundir el legado cultural egipcio mostrando la continuidad –de los periodos faraónico, grecorromano, copto e islámico– en todo el mundo. Su director, el doctor Fathi Saleh, ingeniero informático, agregado cultural en la Embajada en París y embajador de Egipto en la Unesco, se muestra orgulloso de la labor tanto internacional como nacional del Centro ya que, como explica, es esencial que los jóvenes en Egipto sepan apreciar toda la riqueza y la variedad de la cultura e historia de su propio país. Saleh ha sido profesor de algunos ministros, incluso del actual primer ministro, Ahmed Nazif, que ocupó la primera cartera de Comunicación y Tecnología de la Información en Egipto en 1999. Nazif, al frente de un gabinete de tecnócratas y neoliberales desde 2004, ha impulsado una serie de reformas económicas a las que aún no se han sumado las correspondientes reformas políticas.

En cuanto a la literatura hay que decir que con la excepción de Naguib Mahfuz, el único autor en lengua árabe galardonado con el premio Nobel y el más internacional de los egipcios, los numerosos exponentes de la literatura egipcia son, sin embargo, poco conocidos. El número de libros traducidos es todavía escaso y se limitan a escritores de gran éxito como Alaa al Aswany o como la feminista Nawal al Saadawi, ambos intelectuales opositores comprometidos. Quedan muchos nombres por descubrir, libros para leer e ideas por pensar en un mutuo intercambio. Impulsar y facilitar este encuentro es la tarea de todos, árabes y europeos, para que un bienestar económico equitativamente repartido vaya acompañado de un respeto y comprensión verdaderos.