Egipto, prioridades económicas

“No se pueden satisfacer las demandas de 30 años en pocos meses, necesitamos tiempo. Hay que restablecer la seguridad y la confianza, reformar el sistema financiero, la política de subsidios y luchar contra el paro juvenil”.

ENTREVISTA con SAMIR RADWAN por Amaia Goenaga

Samir Radwan, reputado economista, ha sido ministro de Finanzas de Egipto entre enero y julio de 2011. A lo largo de una trayectoria profesional como experto independiente ha ocupado cargos de responsabilidad en diversas organizaciones de referencia internacional, como la Organización Internacional del Trabajo, donde llegó a ser consejero del director general (2001- 03). En Egipto ha dirigido el Egyptian National Competitiveness Council (ENCC), el Economic Research Forum, al cual sigue vinculado, y ha sido asesor de la Financial Supervisory Authority (EFSA) (2009-11) y de la General Authority for Investment (2006- 2011). Aprovechando su paso por el Instituto Europeo del Mediterráneo, con el que colabora habitualmente, AFKAR/IDEAS ha abordado con él los principales retos de la economía egipcia.

AFKAR/IDEAS: ¿Cuáles son las reformas socioeconómicas prioritarias que Egipto necesita?

SAMIR RADWAN: Ahora mismo, abordar el problema del desempleo es absolutamente prioritario, en especial el desempleo juvenil. Desde el estallido de las revueltas, el empleo está en retroceso, el crecimiento del PIB egipcio ha sido este año tan solo del 1,9%, las inversiones no llegan, el turismo se ha hundido… Todo ello ha generado un crecimiento del desempleo que roza el 20% en términos globales y el 25% entre los jóvenes. Además, esto se produce en un momento en el que los recursos del Estado han caído en picado: hay que tener en cuenta que el turismo suponía unos ingresos de unos 1.000 millones de dólares al mes. Esto limita mucho la capacidad de actuación del gobierno.

A/I: ¿Qué medidas concretas propone para solucionar esta situación y crear empleo?

S.R.: Lo primero que hay que hacer es convencer a la gente de que debe volver al trabajo. Todos los días se producen huelgas y protestas en diferentes sectores. Obviamente tienen motivos para protestar, porque los sueldos son bajos, la inflación es alta, etc. Pero no se pueden satisfacer las demandas acumuladas en los últimos 30 años en tres o cuatro meses, necesitamos tiempo. Por tanto, lo primero es que la gente vuelva al trabajo, que se restablezca la seguridad para que los turistas puedan volver al país con confianza, para que vuelvan a llegar las inversiones extranjeras, incluso para que los mismos egipcios vuelvan a invertir en su país. Por otro lado, necesitamos recursos externos, necesitamos la ayuda de los países del Golfo. Ya hay promesas importantes en este sentido, aunque aun no se han materializado.

A/I: Estando usted al frente del Ministerio de Finanzas negoció un préstamo de 3.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional que finalmente se rechazó…

S.R.: Como ministro de Finanzas recomendé la aceptación del préstamo. Primero porque Egipto es miembro de esa organización y tenemos derecho a la ayuda, y segundo porque Egipto la necesita. Fue rechazada porque hay una idea muy extendida de que recurrir al FMI implica condicionalidad, y a la gente le asusta esta condicionalidad. Pero en realidad no se planteó condicionalidad ninguna, yo publiqué el documento del acuerdo en la web del ministerio y cualquiera puede comprobarlo.

A/I: Paralelamente, los países del Golfo, en especial Qatar, prometieron financiación para apoyar la transición egipcia. ¿Por qué estos anuncios sí fueron bien recibidos? ¿En qué han quedado estas promesas?

S.R.: Los países del Golfo prometieron dos cosas: por un lado donaciones, pero la única donación que hemos recibido hasta el momento han sido los 500 millones de dólares de Arabia Saudí, nada más; y luego préstamos, que negociamos con países como Qatar. Sin embargo, nos pedían un interés del 4,5%, mientras que el FMI nos pedía solo un 1,5%, así que estamos todavía negociando. Durante la reunión del G-8 en Deauville, a la que asistí con el primer ministro, prometieron en torno a 20.000 millones de dólares para Egipto y Túnez. Posteriormente han planteado repartir la misma cantidad también entre Jordania, Siria, Yemen y Libia. La realidad es que este dinero no ha llegado y al parecer están esperando a ver cómo evoluciona la situación política.

A/I: ¿Cuáles son sus expectativas con respecto al desembarco del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD)?

S.R.: El BERD, que ya está ofreciendo asesoramiento, ha decidido convertir Túnez y Egipto en países de actividad y esto es positivo y bienvenido. Pero una vez más, hablamos de préstamos, y en Egipto se ha generalizado la idea de que no debemos aceptar créditos del exterior. Eso significa que hay que pedir préstamos en el interior y el problema es que el dinero está muy caro en Egipto, actualmente al 14,5% de interés. Además, si el gobierno exprime el dinero de los bancos, no queda nada para el sector privado y dificulta el necesario desarrollo de este sector. A/I: Volviendo a las reformas, la mayoría de expertos han destacado la necesidad de reformar a fondo la política de subsidios. ¿Cuál es su posición al respecto? ¿Cómo se aborda sin generar más tensión social? S.R.: Se puede hacer. El sistema de subsidios en Egipto es muy costoso, supone alrededor del 25% del presupuesto del Estado y además no es una ayuda justa. Ricos y pobres están igualmente subvencionados. Por tanto, el primer paso es acotar los subsidios a la gente que realmente los necesita. A largo plazo, mi deseo es que no haya necesidad de subsidios, espero que la gente tenga sueldos lo suficientemente altos como para no necesitarlos.

El sector financiero maneja mucho dinero, que se invierte sobre todo en deuda pública nacional

A/I: ¿Cuáles son los pasos a seguir para implementar un sistema de fiscalidad progresiva? ¿Cómo mentalizar a la gente de la necesidad de pagar impuestos?

S.R.: Ese es un problema clave. Es muy difícil cambiar la mentalidad de la gente. En Egipto el impuesto máximo sobre la renta es del 20%. Durante mi mandato aprobé el incremento del tipo máximo al 25% para rentas superiores a 10 millones de libras egipcias al año (más de 1,2 millones de euros). Muchos han dicho que ese incremento no era suficiente, pero hay que tener en cuenta que antes llegamos a tener un tipo máximo del 40%, y nadie pagaba. Hay que tener mucho cuidado con incrementar demasiado los porcentajes, es más importante que la gente esté dispuesta a pagar. Por eso considero que no se debería sobrepasar el 25%. De hecho, lo más importante es optimizar la recaudación. La evasión fiscal es altísima en Egipto, por lo que hay que atajar este problema, profesionalizar y sistematizar los mecanismos de recaudación. Por otro lado, hay margen para la aplicación de nuevos impuestos con buenos resultados recaudatorios, como el IVA.

A/I: Recientemente se ha publicado que durante las negociaciones de los presupuestos 2011-12 se planteó tasar los beneficios de las operaciones de capital, incluidas las operaciones inmobiliarias, hasta un máximo del 5%. ¿Qué ha pasado con esta propuesta?

S.R.: La proposición no se ha tenido en cuenta. Yo no proponía tasar las operaciones de capital, sino la distribución de los beneficios finales obtenidos por dichas operaciones. Quien obtenga beneficios de cualquier actividad debería pagar impuestos, además solo se propuso un gravamen del 5%, uno de los más bajos del mundo. Pero no pudo ser. Creo que en el futuro será necesario retomar este impuesto que además ayudaría a evitar la especulación en el ámbito inmobiliario.

A/I: ¿Es partidario de la reforma del sistema financiero? ¿Qué medidas se deberían tomar para que contribuya más a la reactivación de la economía nacional?

S.R.: Por supuesto que debe ser reformado. El sector financiero egipcio maneja mucho dinero, que se invierte sobre todo en deuda pública nacional. Es una forma muy segura de obtener beneficios. Pero es una pena. Estamos hablando de alrededor de un billón de libras (más de 120.000 millones de euros) que no se inyectan en la economía nacional. Hay que dar incentivos a los bancos y establecer las reformas necesarias para solventar esta situación, por ejemplo, dando seguridad a los bancos sobre sus inversiones y eliminando el clientelismo y la corrupción. Por otro lado, necesitamos reestimular la economía y la espina dorsal de la economía egipcia es la pequeña y mediana empresa. En este sentido, yo planteé la creación de una institución financiera dedicada exclusivamente a la financiación de las pymes. Creo que es la única forma, ya que el sector bancario no lo hará, puesto que considera que este tipo de inversión es excesivamente arriesgada y poco rentable.

A/I: ¿Qué consecuencias tendrá la crisis europea sobre la evolución de los cambios políticos y económicos en el norte de África y Oriente Medio?

Turquía es clave para el fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur, es un modelo a seguir

S.R.: Lo que está pasando en Europa afecta mucho a la región. Hay que tener en cuenta que Egipto realiza el 40% de sus intercambios comerciales con Europa. A nosotros nos interesa una eurozona con buena salud, y que se recuperen las relaciones comerciales y el flujo de inversiones lo antes posible. Yo pediría a los dirigentes europeos que tomaran decisiones concretas y contundentes rápidamente. Las soluciones están ahí, saben lo que hay que hacer y deben hacerlo ya. Mejor hoy que mañana.

A/I: ¿Cuál debería ser el papel de Turquía y los países del Golfo en el fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur?

S.R.: Turquía está ejerciendo una influencia muy positiva en la región en todos los sentidos. Nos está ofreciendo un modelo a seguir y Túnez ya lo está siguiendo. Desde este punto de vista, Turquía es fundamental para el fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur. Lo es desde hace unos años, aunque ahora todo el proceso está paralizado con las revueltas. El Golfo, es diferente. Los países del Golfo tienen intereses más puramente económicos, estaban invirtiendo mucho en la zona, pero la situación actual no ayuda porque como inversores necesitan estabilidad y seguridad.

A/I: Ante la perspectiva de una eventual victoria electoral de los islamistas, ¿considera que los Hermanos Musulmanes tienen un programa socioeconómico definido?

S.R.: Los grupos islamistas son ahora muy visibles en la esfera pública, actúan como si estuvieran ya en el poder, pero debemos analizar su poder real, y para eso habrá que esperar a ver qué pasa en las elecciones. Por un lado, creo que es positivo que actúen de esa forma, porque la gente ha comenzado a asustarse y eso es bueno. En este sentido es fundamental preguntarse cuál es su programa socioeconómico, porque no lo tienen. Sus programas están llenos de generalidades, centrados en controlar el comportamiento de la gente, en controlar a la mujer, etc. Si miras su programa y analizas su discurso ves que, a diferencia de los islamistas en Turquía o incluso en Túnez, los Hermanos Musulmanes egipcios no se han adaptado a la modernidad, los líderes siguen siendo los mismos y mantienen la misma mentalidad retrógrada.