Comunicación móvil y cambio sociopolítico en el mundo árabe

Mohammed Ibahrine

Profesor de Política Internacional, Universidad de Hamburgo, Alemania

En los últimos tiempos el mundo árabe[1] ha presenciado una rápida difusión de los teléfonos móviles. Para los árabes, el teléfono móvil no es sólo un objeto de comunicación personal; es también un dispositivo personal multifuncional. Los móviles equipados con nuevas características modernas como acceso a Internet, cámaras y reproductores MP3 se han hecho muy populares, especialmente entre los adolescentes árabes, que han desempeñado un papel muy activo a la hora de adoptar los servicios de comunicación móvil multifuncionales y apropiarse de ellos. Dada la adopción generalizada del teléfono móvil en el mundo árabe, una cuestión importante que debemos plantearnos ahora es si esta difusión está provocando cambios sociales y políticos relacionados con la comunicación.


Introducción

Al-Jawal, el término árabe para designar «el que se mueve» (esto es, el teléfono móvil), experimentó un boom en todo el mundo árabe a comienzos de la década de 2000, después de que la privatización socavara el monopolio de las compañías de telecomunicaciones árabes que se beneficiaban hasta entonces de la situación (Nield, 2004, p. 26). En los países árabes, las tasas de penetración del móvil van desde el 3 % (Sudán) hasta el 85 % (Emiratos Árabes Unidos). Alrededor del 80 % de los usuarios de móviles eligen la opción de las tarjetas de prepago en lugar de los contratos a plazo fijo, dado que los servicios de prepago se adaptan mejor a las necesidades de aquéllos con un bajo nivel de renta y educación (ITU, 2007).

La introducción de los móviles es mucho mayor entre los estudiantes universitarios y de secundaria árabes que entre la población general (Arab Advisory Group, 2005), hecho nada sorprendente dado el perfil de los usuarios en otras regiones. El móvil parece ser un accesorio casi ubicuo para los adolescentes de la mayoría de clases sociales, que utilizan sobre todo los SMS como una forma eficiente y moderna de comunicación personal. De hecho, parece que el 90 % de los adolescentes árabes afirman que utilizan sus teléfonos móviles más para enviar mensajes de texto que para hablar (Arab Advisory Group, 2005). Los adolescentes y adultos jóvenes, la llamada «generación TXT árabe», utilizan los SMS para recibir notificaciones, charlar con los amigos y votar en concursos o participar en encuestas de programas de entretenimiento de la televisión. Desde que los SMS empezaran a comercializarse en 1998 en Arabia Saudí, las cifras han ido aumentando constantemente año tras año, y el mes de octubre de 2005 marcó un importante hito en la historia de los mensajes de texto. Las cifras correspondientes a dicho mes, que ese año coincidió con el Ramadán, se dispararon a la extraordinaria cantidad de 65 millones de mensajes, la máxima alcanzada hasta entonces según estadísticas extraoficiales (Fawaz, 2005).

 Supuestamente, la ciudad de Dubai es la que posee la mayor densidad de teléfonos móviles del mundo árabe, pero Al-Jawal se está difundiendo con extraordinaria rapidez por todo el mundo árabe para no sólo rivalizar con la televisión, sino incluso superar a esa herramienta de comunicación aparentemente ubicua. Los constantes avances tecnológicos sitúan a los teléfonos móviles en la vanguardia de las herramientas de comunicación emergentes. Es frecuente que los árabes utilicen sus teléfonos móviles en lugares como las mezquitas, pese a las numerosas fetuas (edictos religiosos) que prohíben su uso en estos sitios. Algunos ulemas (eruditos religiosos) han promulgado fetuas que declaran ilícitos los tonos de llamada musicales y argumentan que, dado que la propia música es anti-islámica, también lo son los tonos musicales. Aconsejan, por ello, que los usuarios de teléfonos móviles empleen tonos de llamada «neutros». A pesar de ello, podemos decir que la facilidad y comodidad del móvil encajan muy bien en la cultura árabe, que favorece la interacción frecuente e informal en el seno de la familia y los grupos locales.

Producción y distribución de contenidos multimedia en móviles por las masas

En el mundo árabe, donde las esferas pública y privada se hallan estrictamente separadas y moralmente definidas, la comunicación móvil está actualmente difuminando las fronteras entre dichas esferas. Antes de la llegada del teléfono móvil, los espacios públicos en los países del Golfo, por ejemplo, se hallaban extremadamente controlados tanto a través de una regulación extraoficial paritaria como mediante una supervisión institucional. Pero en una era de perpetuo contacto visual, en la que casi todo el mundo utiliza dispositivos móviles equipados con cámara en casi todas partes, se pueden hacer fotos en espacios públicos constantemente (Gillmor, 2004, p. 48). La introducción de los teléfonos móviles está alterando la naturaleza tradicional de las relaciones privadas en el espacio público.

 En Arabia Saudí, por ejemplo, donde los teléfonos con cámara se han popularizado con gran rapidez pese a la prohibición oficial, los jóvenes utilizan teléfonos móviles no sólo para contactar con el sexo opuesto y evitar, así, la segregación de género, sino también para tomar imágenes y realizar clips muy fáciles de compartir visualmente gracias a Internet. Existen indicios, asimismo, de que los chicos jóvenes descargan imágenes obscenas de sitios web que luego envían a otros teléfonos móviles (Kawach, 2003). Como resultado, la gente puede recibir repentinamente imágenes pornográficas en sus teléfonos móviles enviadas de forma anónima. Los móviles con cámara equipados con la nueva tecnología Bluetooth marcaron el comienzo de una nueva tendencia de flirteo virtual y sin complicaciones que pasa por la transferencia de números de teléfono, canciones, imágenes, chistes, videoclips breves y, en ocasiones, porno duro (Aboud, 2005). Así pues, los jóvenes de los países del Golfo han convertido los teléfonos móviles con cámara equipados (con la nueva tecnología) Bluetooth en una forma avanzada de flirteo.

En Arabia Saudí, los hombres y mujeres no emparentados a los que se descubre hablando, viajando en el mismo coche o compartiendo una comida se arriesgan a ser detenidos por los mutawin (la Autoridad para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio). Pese a estos riesgos y barreras, los adolescentes (chicos y chicas) utilizan la tecnología Bluetooth en espacios públicos, ya que esta conexión resulta mucho mejor, más fácil y más segura que intercambiar los números de móvil o pasárselos a las chicas en los centros comerciales o incluso por la ventanilla del coche en los semáforos (Aboud, 2005). Se puede constatar que una parte de los jóvenes ven en los teléfonos móviles equipados con Bluetooth la mejor forma de concertar citas sin ser descubiertos y detenidos por los mutawin (Aboud, 2005).

En los países del Golfo, los jóvenes están utilizando sus teléfonos con cámara, por ejemplo, en los centros comerciales, donde la segregación sexual o bien no se impone de forma estricta o bien se aplica de una manera laxa. En tales lugares, los mutawin advierten con frecuencia a los jóvenes que no deben fotografiar subrepticiamente a las clientas, y a veces los han arrestado por este motivo. En algunos centros comerciales, cada pocos minutos se emiten indicaciones y advertencias especificando las limitaciones del uso de teléfonos móviles, dado que es ilegal fotografiar a la gente en tales espacios. Para los agentes de seguridad, controlar a la gente que intenta hacer fotos de las clientas con la cámara de su teléfono móvil se ha convertido en un problema de seguridad adicional (Kawach, 2003). Para abordar las crecientes posibilidades que tienen ambos sexos de mezclarse, algunos segmentos del movimiento islamista de Bahrein han pedido que se establezcan centros comerciales segregados (Doussary, 2006).

En 2006, el parlamento bahreiní de la región del Golfo aprobó la primera ley en ese sentido, e ilegalizó el uso de la tecnología inalámbrica Bluetooth. La nueva ley prevé penas de prisión menor (tres meses de cárcel) y multas de 100 dinares (unos 200 euros). Esta ley está orientada principalmente a prohibir a los chicos jóvenes el envío de mensajes de correo electrónico o mensajes de texto no solicitados a las chicas en sus teléfonos móviles (Doussary, 2006). Está por ver, no obstante, si esta nueva prohibición afectará al uso del teléfono móvil entre los chicos jóvenes. En 2004, tres hombres hicieron un videoclip que contenía imágenes obscenas de una violación y lo colgaron en Internet. El vídeo, que presuntamente mostraba a uno de los tres hombres violando a una adolescente, fue grabado con un teléfono móvil y provocó un escándalo que estalló después de que los hombres, supuestamente, hicieran circular el vídeo del ataque a través de teléfonos móviles equipados con cámaras. Los jóvenes acusados de orquestar y filmar la violación fueron arrestados, y en caso de ser declarados culpables, se enfrentarán a la pena de muerte.

Mientras que los espacios públicos están estrictamente regulados, los espacios privados no han sido sometidos a un control social. Las reuniones sociales entre mujeres en Arabia Saudí, por ejemplo, estaban hasta hace poco exentas de tal regulación. Pero en la era de la transmisión privada de imágenes e información a través del móvil, incluso las reuniones sociales privadas han pasado a estar sujetas a una nueva clase de censura. Así, a los asistentes a las bodas privadas se les confiscan los teléfonos móviles. Un banquete de boda celebrado en julio de 2004 terminó de manera violenta cuando se descubrió a una invitada utilizando su teléfono móvil para tomar fotos digitales de otras mujeres en la celebración segregada, y luego enviarlas a otras personas añadiéndoles leyendas de naturaleza sentimental. Esas fotos fueron inicialmente objeto de tráfico privado, pero más tarde se colgaron en Internet para darles mayor circulación. Parece ser que la mujer en cuestión tuvo que ser hospitalizada tras sufrir una brutal paliza por parte del resto de invitadas. Las fotos son noticia entre amigos y familiares, y a menudo, constituyen un tema de conversación. Compartir fotos se ha convertido en una práctica popular entre adolescentes. Las fotos del sexo opuesto son tema de conversación diaria: algunas de las fotografías se envían a otros, pero por razones económicas lo normal es que se cuelguen en Internet en blogs personales para configurar un archivo visual de fotos. Existen pocos moblogs (blogs personales) pero, con todo, no debemos subestimar su potencial para crear redes de personas y propagar noticias. Ito afirma que «el moblog se ha convertido en un lugar de conocimiento compartido» (Ito, 2005, p. 3). Los blogs árabes están llenos de fotos privadas hechas con cámaras de teléfonos móviles, que puede ver cualquiera. En Marruecos, «Made in Morocco», un blog muy popular entre los jóvenes, ha enfurecido a toda una serie de personas entre las que se encuentran activistas pro derechos humanos y periodistas liberales, que piden una ley que proteja la esfera privada. Del mismo modo, en Bahrein ha habido un debate en torno a la promulgación de una ley que prohíbe hacer fotos de personas privadas y colgarlas en Internet sin su consentimiento.

Sin embargo, el cambio más espectacular ha sido el que ha comportado el teléfono móvil, ya que éste permite comunicarse mucho más cómodamente que el fijo. Gracias a Al-Jawal, un gran número de adolescentes de los países árabes pueden operar en un virtual aislamiento y escapar a la vigilancia parental, así como a las exigencias de las estructuras sociales vigentes. Los estudiantes utilizan Al-Jawal para llamarse entre ellos durante las clases y fotografiar a los profesores y los compañeros (Geledi, 2005). Dado que los mensajes SMS y las imágenes no pueden ser interceptados por otros amigos ni por los profesores, los estudiantes también se envían mensajes de texto indecentes (Al-Quarani, 2005).

Las personas entrevistadas incluso sugieren que se prohíba el uso del teléfono con cámara en lugares como escuelas de secundaria, piscinas, baños públicos, hospitales, clínicas y centros de belleza (El Baghdad, 2006). El Ministerio de Educación saudí, por ejemplo, planea prohibir el uso de teléfonos móviles con cámara en escuelas, institutos y universidades. Ya se han promulgado políticas y regulaciones del uso de los teléfonos móviles con cámara, que advierten a los estudiantes que lleven móviles con cámara al campus de la posibilidad de ser castigados con una multa de 500 riyales saudíes y tres años de suspensión (Geledi, 2005). Para demostrar la seriedad del asunto, en marzo de 2004 una mujer fue expulsada de la universidad por hacer fotos de sus compañeras sin velo con un teléfono móvil equipado con cámara y colgarlas en Internet (Geledi, 2005). El canal libanés LBC inició en 2002 Star Academy, un programa que busca talentos musicales árabes. Durante la tercera temporada del programa, en 2005, los jóvenes televidentes árabes votaron enviando 15 millones de mensajes de texto (Economist, 2005). El uso de SMS en votaciones de programas de entretenimiento se considera ampliamente superior y más eficaz respecto al uso de los servicios telefónicos de voz y de los mensajes de correo electrónico. Un joven saudí se convirtió en héroe nacional (Hammond, 2005) después de ganar el concurso de canto; su victoria puede atribuirse a sus acaudalados compatriotas, hombres y mujeres, que generaron un inmenso número de votos de apoyo. En mayo de 2005, los ulemas —no sólo en Arabia Saudí, sino también en otros países árabes— condenaron el popular programa y promulgaron fetuas en que se prohibía la participación como concursante y como votante. Aun así, al año siguiente muchos jóvenes saudíes se las ingeniaron para votar a través de Internet y esquivar los servidores del régimen, que además de controlar el acceso, filtran los mensajes que tratan de bloquearlos (Hammond, 2005). El gobierno saudí prohibió el uso de teléfonos móviles para votar en Star Academy. Bajo las presiones combinadas del gobierno saudí y los líderes de opinión, las empresas de móviles saudíes y emiratíes que operaban en el mercado de móviles de Arabia Saudí terminaron por anunciar que bloquearían a los clientes y usuarios el envío de mensajes de texto para votar en la cuarta temporada de Star Academy, en 2006. Las compañías temían el perjuicio que Star Academy pudiera causar a su imagen de marca, dada la mala fama del concurso entre los conservadores, tradicionalistas e islamistas que constituyen los segmentos más ricos del mundo árabe (Hammond, 2005).

Aunque físicamente separados, hombres y mujeres pueden intercambiar gracias a las tecnologías basadas en el móvil imágenes populares de naturaleza sentimental en las que aparecen bebés, besos, dibujos animados bailando la danza del vientre, o canciones árabes fantasiosas y sensibleras. Según ciertas evidencias anecdóticas, Al-Jawal se ha convertido en un semillero de citas (Al-Quarani, 2005). Castells afirma que los teléfonos móviles han reforzado significativamente la autonomía de sus usuarios (Castells, 2004, p. 237). En tanto «puerta trasera de comunicación personal» (Kasesniemi y Rautiainen, 2002, p. 171), el teléfono móvil y el SMS ayudan a las mujeres y los hombres árabes a explorar nuevas formas de concertar citas y flirtear, lo que constituye uno de los tabúes más espinosos en estas sociedades tan profundamente impregnadas por la religión.

Móviles, movilización y multitudes árabes

En un intento de enmarcar el potencial de los teléfonos móviles, Katz y Aakhus sostienen que los estudiosos de la comunicación, los investigadores de la comunicación política y los sociólogos no deben subestimar la capacidad del teléfono móvil para contribuir a la realización de cambios políticos a gran escala (Katz y Aakhus, 2002, p. 2). Recientes estudios académicos han mostrado el papel del teléfono móvil en la movilización de grupos marginados en determinados acontecimientos políticos clave en algunas democracias relativamente recientes como Filipinas, Corea del Sur y España, donde el resultado del uso político del teléfono móvil fue radical y revolucionario (Castells et al., 2004, p. 221; Suárez, 2005). Se ha argumentado que diversas características clave del teléfono móvil, en especial la flexibilidad y la hipercoordinación, pueden favorecer relaciones personales que de otro modo no se entablarían, y permiten así una mayor libertad de expresión colectiva. La capacidad del teléfono móvil para sincronizar movimientos continuamente puede resultar un desafío para los regímenes autoritarios y sus arsenales de represión: «todo es virtual hasta que los grupos, los lugares y los momentos se unen para hacerlo real» (Plant, s.f., p. 61). Esto aumenta la flexibilidad de las personas implicadas, y permite un control total de la preparación y la organización  previas a la propia manifestación.

Richard Ling distingue dos usos del móvil; a saber: la forma instrumental y la forma expresiva. Denomina al uso instrumental de los teléfonos móviles «microcoordinación», mientras que el uso expresivo del móvil se califica de «hipercoordinación» (Ling e Yttri, 2002). La microcoordinación implica la utilización del teléfono móvil con fines logísticos, como confirmar el sitio y la hora de un encuentro o pedir a un miembro de la familia que pase por una tienda de camino a casa. La hipercoordinación, por su parte, implica usar el móvil para comunicar una emoción o, en general, para mantener relaciones sociales. Probablemente, la hipercoordinación ha aumentado las interacciones sociales de la gente. Aunque Ling señala que el teléfono móvil ha contribuido a la coordinación de la interacción social, yo sostengo que tiene un potencial de coordinación de la acción política, e incrementa la capacidad funcional de las colectividades, organizaciones e individuos en las manifestaciones. En el ámbito político, el concepto de hipercoordinación de Ling subraya la dimensión funcional por oposición a la dimensión afectiva, inherente al uso expresivo de los teléfonos móviles.

Allí donde los medios de comunicación de masas se hallan más estrictamente controlados, los activistas pro derechos humanos han añadido las funciones de los teléfonos móviles (mensajes de texto e imagen) a las tecnologías de las que disponen, como los correos electrónicos masivos, Internet y los blogs, a fin de organizar sus acciones. Es cierto que el teléfono móvil desempeña una función de movilización mucho más eficaz que otros canales de comunicación, pero no siempre ni en todas partes. En el actual escenario árabe, fundamentalmente reñido con la movilización espontánea de base, el potencial del teléfono móvil a la hora de movilizar a las denominadas «multitudes inteligentes» es extremadamente limitado. Los regímenes autoritarios no permiten las manifestaciones espontáneas. En todo el mundo árabe, la libertad de reunión es prácticamente inexistente, y las agrupaciones y manifestaciones políticas ad hoc son ilegales (Goldstein, 1999). En tales contextos autoritarios, la hipercoordinación, antes que las multitudes inteligentes, es lo que tiene un sentido político a la hora de movilizar a la gente en la calle. El teléfono móvil se considera un medio de coordinar las actividades de los manifestantes. Mientras que la noción de multitudes inteligentes hace hincapié en la dimensión de las agrupaciones ad hoc, el término de hipercoordinación da más importancia a los contactos en las interacciones cara a cara o en las redes de la organización.

Potencialmente, las multitudes inteligentes pueden tener un fuerte impacto en los procesos políticos de las democracias establecidas, como Estados Unidos, y en las democracias en desarrollo, como Filipinas, Corea del Sur o España, pero las redes establecidas de organizaciones que se benefician de la «hipercoordinación a través de los teléfonos móviles» (Ling e Yttri, 2002, p. 139) pueden tener cierto impacto político en los regímenes autoritarios. Recientemente se han señalado algunos ejemplos de movilización sociopolítica de base en varios países árabes como Bahrein, Egipto, Kuwait, Líbano y Marruecos (Coll, 2005; Glaser, 2005a, 2005b; Howeidy, 2005). Un caso ilustrativo del significativo papel desempeñado por la comunicación móvil puede situarse en las elecciones presidenciales y parlamentarias egipcias de 2005. En ese momento político clave, los teléfonos móviles potenciaron y movilizaron a grupos marginados, incrementando así el abanico de acciones alternativas al alcance de los individuos, las fuerzas de la oposición y los grupos de la sociedad civil, especialmente aquéllos que disponían de una potente red de estudiantes, activistas y jóvenes profesionales. Las felicitaciones del año nuevo islámico (eid) por SMS gozan de una enorme popularidad en Egipto. Aproximadamente desde 2002, muchas de esas felicitaciones han ido adquiriendo un creciente matiz político. Al principio, la mayoría eran críticas a la familia Mubarak. Con el tiempo, no obstante, han pasado a mofarse más directamente del gobierno, en especial de los preparativos de Hosni Mubarak para que lo suceda su hijo (Howeidy, 2006). Es difícil evaluar si estos mensajes constituyen una válvula de escape, o si —lo que resulta más probable— se trata de un intento de propagar y publicitar la insatisfacción política como preparación para otras expresiones de disensión política más activas.

Los grupos de la sociedad civil y los activistas pro derechos humanos utilizaron los teléfonos móviles y los mensajes de texto para convocar un mitin el 25 de mayo de 2005, día del referéndum. Su objetivo era exigir reformas políticas y un espacio abierto para las acciones políticas democráticas. La policía atacó a los manifestantes que defendían unas elecciones pluripartidistas. Mientras tomaban parte en las manifestaciones callejeras, los activistas pro derechos humanos fotografiaron los incidentes utilizando sus teléfonos móviles equipados con cámaras, y obtuvieron imágenes de la policía atacando y golpeando a los manifestantes (Glaser, 2005b). Consciente de que sus acciones se estaban fotografiando y sabedora de que más tarde las fotografías podrían causar alarma entre la población y dañar la imagen de Egipto en el extranjero, la policía trató de confiscar los teléfonos móviles que contenían las fotos. Pero en la mayoría de los casos, los activistas pro derechos humanos lograron enviarlas y distribuirlas, y gracias a ello pudieron utilizarse como prueba contra la actuación policial en los tribunales. Más tarde, las fotos se colgaron en Internet y llegaron a mucha gente. Con el tiempo, los activistas han acumulado una importante base de datos de galerías de fotos y vídeos que  documentan diversos abusos, entre ellos la tortura. Así han podido revelar la brutalidad del régimen al mundo entero.

Conclusión

Las comunicaciones móviles apuntan a un futuro que ofrece una rica variedad de conocimientos e información a las comunidades árabes. La producción y distribución de contenido multimedia móvil por y para las masas ha transformado los teléfonos móviles en canales extraordinariamente eficaces para la comunicación masiva (Gillmor, 2004; Koskinen, 2004). Estos cambios en la comunicación conducen, a su vez, a cambios sutiles en las prácticas y expectativas de la comunicación, que incluyen el teléfono móvil en la vida privada y pública. El incremento de los teléfonos móviles ha creado un espacio que posibilita todo un abanico de interacciones sociales mas allá de las delimitadas por el hogar y la escuela. Para las mujeres de la cultura árabe en particular, el teléfono móvil amplía las capas periféricas de las relaciones sociales, y también sustituye las relaciones cara a cara entre adolescentes de distinto género. El uso político del móvil está todavía dando sus primeros pasos, pero gracias a su flexibilidad y accesibilidad plantea una seria amenaza a los regímenes autoritarios árabes existentes, donde la información y la disensión se hallan estrictamente controladas. El teléfono móvil está potenciando a unos determinados grupos a expensas de otros: a sus usuarios, a expensas de quienes no lo usan; a las generaciones jóvenes, a expensas de las mayores; a las mujeres, a expensas de los hombres, y a los actores no estatales, a expensas de los estatales. En la medida en que el uso del teléfono móvil empieza a formar parte de la tendencia mayoritaria en las comunidades árabes, probablemente constituye el mayor desafío hasta la fecha a las formas tradicionales de comunicación interpersonal, pública y política.

Notas

[1] Parece apropiado hablar del mundo árabe como de una sociedad religiosa y culturalmente cerrada, especialmente cuando se desea examinar de qué modo esta región se está viendo alterada por la difusión de la comunicación móvil.