afkar/ideas
Co-edition with Estudios de Política Exterior

Cervantes en el Mediterráneo
Roma, Lepanto, Argel, son algunos de los puntos del Mediterráneo por los que pasó Cervantes.
P. J. Figuerola Rotger, Comisario de la exposición
A caballo entre la celebración del IV Centenario de Don Quijote de la Mancha (1605-2005) y el Año del Libro y la Lectura 2005 en Barcelona, el Museo Diocesano y el Instituto Europeo del Mediterráneo presentan la exposición “Cervantes en el Mediterráneo” que entre el 3 de noviembre y el 8 de enero de 2006 se puede ver en el edificio de la Pia Almoina de Barcelona. Entre todos los actos programados con ocasión de los 400 años del Quijote, faltaba la dimensión mediterránea de Cervantes que dejó constancia tanto en su vida como en su obra. Su estancia en Roma, la época en que sirvió como soldado, su participación en la batalla de Lepanto, el hecho de caer prisionero y su cautiverio en las cárceles de Argel, etcétera, marcaron una época de juventud enormemente intensa en vivencias para nuestro protagonista, las cuales fueron la base para su posterior y espectacular dimensión literaria.
Nuestro recorrido cronológico por la vida de Cervantes se inicia con una mirada a su formación en el seno familiar y en los centros de enseñanza que conoció. A continuación, su juventud aventurera, desde su marcha a Roma en 1569 hasta su llegada a Denia y Valencia una vez liberado en Argel a fines de octubre de 1580. Estos 11 años serán cruciales para él y sus vivencias de entonces servirán para que su ingeniosa pluma las inmortalice. Quién sabe si sin ellas El Quijote hubiese sido elegido la mejor obra literaria de toda la historia por los 100 principales escritores vivos de los cinco continentes. Lo primero que deseo destacar es la magnífica ilustración que representa al cardenal Gaspar Cervantes de Gaete (Trujillo, 1511 – Tarragona, 1575) y que se encuentra en un manuscrito del Archivo Histórico Archidiocesano de Tarragona.
Desde que la Real Academia Española declarase falso el retrato de Miguel de Cervantes (Juan de Jáuregui, 1600), nos hemos quedado sin una imagen del genio literato. Su parentesco con el cardenal se remontaba al tronco de un linaje común, pero lejano. A pesar de ello, la ilustración aquí expuesta es la del único Cervantes contemporáneo a nuestro protagonista y se aproxima mucho a la descripción que de sí mismo hizo Cervantes en sus Novelas ejemplares. Incluso las gafas que porta el cardenal en el retrato se asemejan a las que llevaba Cervantes según Lope de Vega: “yo leí unos versos con unos anteojos de Cervantes que parecían huevos estrellados mal hechos”.
Miguel de Cervantes abrazó el camino de las armas, y con 24 años recién cumplidos, fue testigo y protagonista directo de uno de los más cruentos espectáculos de la historia: la batalla de Lepanto, más de 40.000 muertos y 10.000 heridos en cuatro horas. A tal efecto se muestran piezas originales de galeras que participaron en la batalla, desde los vistosos estandartes de Juan de Austria a los interesantes e inéditos documentos del embarque en Barcelona de hombres y avituallamiento para la contienda. Los documentos originales del Archivo del Palacio Requesens, nos sumergen de forma directa en esa batalla.
Podemos ver las firmas de sus protagonistas: Felipe II, Juan de Austria, Luis de Requesens. Cervantes tardó seis meses en curarse de las heridas que recibió en la batalla; más de una no del todo, y así le quedó el Manco de Lepanto. Gracias a esa joya bibliográfica que es el Civitates orbis terrarum, hemos podido identificar el hospital de Mesina donde se recuperó. Una vez repuesto, y a pesar de su incapacidad parcial, Cervantes prosiguió con su vida militar: Navarino, Túnez, La Goleta. Pero el joven aventurero también tenía inquietudes literarias y no desaprovecharía la oportunidad de sus largas estancias en los puertos italianos para cultivar su espíritu.
Es digna de mención la marcada huella que imprimirá esta etapa italiana sobre Cervantes, tal como se aprecia en obras como Viaje del Parnaso, La Galatea, Novelas Ejemplares y Los trabajos de Persiles y Segismunda. De la lectura del Licenciado Vidriera se desprende que Cervantes ya sintió admiración por la libertad de la Italia renacentista, por ese pueblo de espíritu tolerante. Petrarca, Bocaccio, Ariosto, Boiardo y otros autores serán fuente de lectura para el autor del Quijote, aunque su posterior producción literaria no se limitará a la imitación de estos grandes de la literatura italiana. El 26 de septiembre de 1575, durante su regreso al hogar, la nave que transporta a nuestro protagonista es apresada por corsarios argelinos.
Y otra vez la obra Civitates orbis terrarum nos aproxima a los baños o prisiones de Argel que durante cinco interminables años Cervantes “visitó”. La espléndida litografía realizada en el mismo Argel que hemos encontrado en la Biblioteca Nacional nos describe fielmente el interior del baño de Bab Azun, cárcel que retuvo largo tiempo entre sus paredes al futuro autor del Quijote. Y junto a él, su amigo Antonio Veneziano, poeta y humanista siciliano que continuamente le habla de su amada Celia. El 6 de noviembre de 1579, Cervantes le escribe unas octavas para darle consuelo y Veneziano se lo agradece.
Nos llena de satisfacción presentar por primera vez fuera de Palermo el manuscrito que atestigua esa amistad. Un sentido de la amistad que también transpira Don Quixote. La Biblioteca centrale della Regione siciliana nos ha cedido para esta exposición ese auténtico tesoro: “di Antoni Veneziani ma: canzuni amurusi siciliani… in Algeri MDLXXIX”. Entenderán la emoción que nos causa al tener entre nosotros esa joya que un día compartieron Cervantes y Veneziano en su triste cautiverio de Argel. La amistad, la poesía, la oración y la esperanza mantuvieron a Cervantes con una integridad de espíritu que causaba admiración entre sus carceleros. Pero hasta llegar a ese 1579 acontecieron numerosos hechos.
El primero sería la sorpresa que el encuentro con Argel supuso para Cervantes. La imagen de una verdadera urbe, dinámica y rica, contrastaría con el lúgubre lugar poblado de “salvajes” que nuestro protagonista esperaba ver. Contrariamente a sus pensamientos, en Argel convivían cristianos y musulmanes con cierta armonía en una sociedad organizada y avanzada. Y así lo reflejará en obras como Los baños de Argel y El trato de Argel. En ellas se nos presenta una sociedad abierta, su organización políticosocial, las características de la religión islámica, y otros rasgos de interés. El 27 de octubre de 1580, Cervantes desembarca en Denia.
Unos días más tarde asiste a un Te Deum en la catedral de Valencia, en acción de gracias por haber recuperado la libertad de la mano de los redentores Trinitarios. Aquí termina el recorrido propuesto en la exposición. ¿Qué quedará de este evento, además del magnífico catálogo que se ha editado? Está en nuestro ánimo continuar por los senderos abiertos en la investigación de las andanzas de Cervantes por el Mediterráneo. Pero el mejor tributo que podríamos rendir al autor del Quijote es que los visitantes de la exposición se sientan atraídos por la figura de ese aventurero intrépido que tal cúmulo de vivencias acumuló. Esa atracción es en la actualidad fundamental para que la gente muestre interés por algo que nos cuesta tanto: leer.