En la Conferencia Ministerial Euromed en Barcelona de 1995, por primera vez se declaró que la sociedad civil era uno de los principales actores para conseguir la paz, seguridad y el desarrollo en ambas riberas mediterráneas. En 2005, a los diez años de esta primera Conferencia Ministerial, hubo, también en Barcelona, una celebración en la que uno de los temas principales tratados fue: ¿Por qué en los diez años que habían transcurrido tras la Conferencia Ministerial Euromed a pesar de tratar diferentes temas, nunca se había considerado tener una Conferencia Ministerial para reforzar el papel de las mujeres? Este factor es uno de los temas principales para conseguir el desarrollo esperado en el denominado Proceso de Barcelona. Por esta razón, bajo la presidencia finlandesa, en diciembre de 2006 se celebró en Estambul la primera Conferencia Ministerial «Strengthening the Role of Women in Society».
Como ha recordado en el prefacio el embajador Senén Florensa, desde la primera reunión de Estambul de 2006 hasta ahora, se han mantenido cuatro conferencias y ciertamente, en los casi veinte años transcurridos, ha habido una serie de cambios legislativos y mejoras adoptadas en los diferentes países de la región mediterránea, pero quedan lejos de ser suficientes. El respeto de los derechos de las mujeres y la promoción de la igualdad de género son algunas de las claves para construir la sociedad de mañana que, desgraciadamente, a día de hoy no parece muy halagüeña. Los ministros de los cuarenta y tres países miembros de la UpM se comprometieron a convertir este principio en una realidad durante las cuatro conferencias para reforzar el papel de las mujeres en la sociedad y ello despertó grandes expectativas entre las mujeres. Será necesario, en esta quinta conferencia, reforzar los compromisos adquiridos para superar las barreras que todavía encierran a las mujeres para conseguir los derechos humanos esperados.
La Fundación de Mujeres del Euromediterráneo (FFEM), juntamente con el IEMed, inició en 2014 el primer informe de seguimiento de las Conferencias Mediterráneas,[1] con el apoyo de la sociedad civil y teniendo en cuenta las mejoras que se habían producido en los diferentes países, así como todo aquello que quedaba por resolver o que, en realidad, no se había llevado a cabo. De ello se hizo hincapié especialmente en el segundo informe de 2018[2] y también en los números especiales de Quaderns de la Mediterrània en 2006[3] y en 2013.[4]
La FFEM y el IEMed han contribuido a monitorear estos avances, con dos informes de seguimiento de la Conferencias Ministeriales para reforzar el papel de las mujeres en la sociedad siguiendo un enfoque cualitativo. Al profundizar en el análisis de las realidades de ciertos territorios del sur mediterráneo, dichos informes plantean cuestiones, señalan obstáculos y formulan ideas con el fin de ampliar los derechos y las posibilidades de las mujeres y los grupos vulnerables, en especial en el segundo informe, titulado «The Expectations of Euro-Mediterranean Women: Civil Society Findings and Ministerial Commitments». Para contribuir a estas expectativas, señala una serie de aspectos a tener en cuenta para asegurar alianzas transmediterráneas sólidas, que pasan por sintonizar las leyes nacionales con las constituciones o rellenar las lagunas legales que, aún hoy, permiten prácticas discriminatorias contra las mujeres y dan fe, claramente, de las barreras políticas, económicas y educacionales que existen, así como del hecho de que la violencia de género está basada en una mentalidad patriarcal que perpetúa la discriminación de las mujeres; además de señalar la necesidad de educar y sensibilizar a los actores involucrados para reducir las enormes carencias que existen en las disposiciones legales destinadas a cambiar las mentalidades, las actitudes y los comportamientos de los responsables destinados a aplicar esas disposiciones, como abogados, policías, empresas, educadores y medios de comunicación —aspectos en los que, nuevamente, insistimos en este dosier—.
El número 34 de Quaderns de la Mediterranea que presentamos, «Las mujeres mediterráneas rompen barreras», en realidad es el tercer informe de seguimiento que dedicamos para reflexionar lo que se debería tener en cuenta en la quinta Conferencia ministerial «Strengthening the Role of Women in Society» que se celebrará en Madrid el próximo mes de octubre de 2022.
En estos últimos años no ha mejorado la situación de la mujer, más bien ha retrocedido debido a las continuas guerras que afectan a millones de mujeres, sufriendo violaciones, exilios y pérdida de empleo, sin contar a las mujeres asesinadas, entre ellas las víctimas de violencia de género. Todo ello agravado por las crisis económicas y principalmente por el Covid-19, que ha sido una lacra que se ha añadido estos dos últimos años.
Este número recoge una treintena de aportaciones de mujeres académicas, de representantes activas de asociaciones feministas, así como de gestoras de administraciones locales. Incluye algunas firmas de veteranas en estas lides, pero también recoge las colaboraciones de mujeres jóvenes que forman la actual generación comprometida con los derechos humanos. Estos artículos, además de expresar el estado de la cuestión de países concretos o de la región mediterránea, cuentan con recomendaciones que pueden ser útiles a políticos, administraciones locales, asociaciones feministas y para todas y todos aquellos que desean colaborar en romper esas barreras que minorizan a las mujeres a través de las visiones androcéntricas o patriarcales, que son una de las mayores dificultades en el cambio de mentalidades.
Los temas tratados desde el inicio en las conferencias ministeriales siempre se centran en la participación de las mujeres en la vida pública y social, en el ámbito político y económico, luchan contra todas las formas de violencia hacia las mujeres y niñas y combaten estereotipos. Como manifiesta en este dosier la jefa de proyectos de la División de Igualdad de Género y Asuntos Sociales y Civiles de la Unión por el Mediterráneo, Anna Dorangricchia, la Declaración Ministerial, que se espera sea adoptada el 26 de octubre de este año 2022, se basa en tres áreas temáticas principales: empoderamiento económico de las mujeres en el contexto de crisis regionales; igualdad de género y cambio climático y violencia contra mujeres y niñas.
Los marcos generales de referencia incluirán la Nueva Agenda para el Mediterráneo y su Plan Económico y de Inversiones, así como los compromisos asumidos por la Comisión Europea en el marco del Plan de Acción de Género de la UE en sus relaciones exteriores (GAP III) lanzado en 2020.
En este sentido, en el informe que hemos elaborado en base a las diferentes colaboraciones presentamos cinco temas principales, la mayoría de los cuales incluyen temas sobre el empoderamiento de las mujeres bajo diferentes miradas especializadas: 1) Hacia los liderazgos políticos, económicos y tecnológicos; 2) Mujeres periodistas y comunicadoras, el gran reto; 3) Violencia de género, Covid-19 e iniciativas de la sociedad civil; 4) Rompiendo estereotipos; 5) Creadoras y artistas. Cierra este dosier la entrevista a la escritora y periodista feminista marroquí Fedwa Misk y el «Panorama cultural», con el discurso de la filósofa norteamericana Judith Butler, dado en Barcelona el 27 de abril de 2022.
Liderazgos políticos, económicos y tecnológicos
Para acelerar el ritmo hacia la igualdad entre hombres y mujeres, actualmente demasiado lento, es necesario promover el acceso de las mujeres a los puestos de responsabilidad en todos los sectores públicos y de la gobernanza política, económica, cultural y social. Las autoras son inspiradoras para que las nuevas generaciones salgan de su zona de confort y se propongan diferentes emprendimientos y liderazgos sociales.
Es necesario que se superen los prejuicios, dado que en los países del sur y este de Mediterráneo los índices de mujeres graduadas son superiores a los de los hombres. Por ello, nuestras autoras ofrecen buenas prácticas y plataformas a nivel empresarial, político y científico para ayudar a romper ese opresor techo de vidrio.
Un tema que interesa en gran medida es el reto de la diversidad vinculado a la participación de las mujeres en la política. Actualmente, las políticas gubernamentales y locales se enfrentan al reto de promover y crear mecanismos y espacios con perspectiva de género que permitan a la ciudadanía de origen diferente contribuir al diálogo social y al debate, así como a la toma de decisiones políticas. Por ello, es necesario activar políticas ágiles que permitan la inclusión efectiva e igualitaria, empezando por la reforma de la ley de extranjería. Solo dejando a un lado el miedo podremos hacer frente al discurso totalitario y discriminatorio que avanza en Europa y en los países de Sur y Este mediterráneos.
Mujeres periodistas y comunicadoras, el gran reto
Ser mujer y periodista no es tarea fácil, pues todas ellas se enfrentan a numerosos riesgos como el acoso, la violencia o la discriminación sectaria, racial y de género, a menudo en condiciones muy precarias. Por todo ello, es fundamental crear espacios de encuentro donde las periodistas puedan compartir sus relatos, visiones y experiencias, y crear vínculos basados en la solidaridad. El apoyo institucional a esta clase de iniciativas resulta decisivo para que puedan llevarse a cabo en los diversos países.
Por otro lado, las redes sociales han alcanzado una gran influencia dentro del ámbito comunicativo. En el mundo árabe, y más concretamente en el caso del Líbano, el uso de las redes sociales ha ayudado a muchas mujeres a crecer, hablar de la violencia ejercida sobre ellas y denunciar a sus agresores, así como a los legisladores y responsables políticos. Aunque todavía queda mucho que hacer para conseguir la igualdad de género, las nuevas tecnologías se han revelado como una herramienta decisiva en esta lucha. Por ello, es necesario diseñar más y mejores estrategias para que las mujeres puedan aprovechar el potencial de las redes de forma positiva y contrarrestar las opiniones negativas que también aparecen en ellas.
Violencia de género, Covid-19 e iniciativas de la sociedad civil
La pandemia del Covid-19 ha agudizado las desigualdades sociales que ya existían anteriormente, incluidas, claro está, las de género. Las mujeres, especialmente las más vulnerables (migrantes, con pocos recursos o con problemas de salud mental) han sufrido severamente las consecuencias de la pandemia. En este contexto, es importante que las agendas internacionales, como la Agenda 2030 y el quinto de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, dedicado específicamente a las desigualdades de género, puedan servir como marcos de acción para impulsar respuestas efectivas a la crisis. Asimismo, las organizaciones de la sociedad civil se han erigido en actores líderes a la hora de combatir la violencia de género, que se ha disparado desde los indicios de la pandemia. Entre las diferentes propuestas de países como Túnez, Marruecos o Argelia, también el Instituto Europeo del Mediterráneo y la Fundación de Mujeres del Euromediterráneo, a través de su plataforma digital y de varios proyectos sobre el terreno, junto a asociaciones locales de los países del sur, trabajan para atajar la violencia de género desde un enfoque transversal y multidisciplinario específico.
La Convención de Estambul, firmada por numerosos países en 2020, ha encontrado últimamente una clara oposición, e incluso una voluntad de retroceder en los compromisos adoptados, fruto de los regímenes conservadores y totalitarios de algunos países europeos. En los países del Magreb, aunque se han hecho esfuerzos para establecer marcos legales que atajen las violencias contra las mujeres, aún queda mucho por hacer para que las leyes se cumplan de forma efectiva, pues muchas mujeres siguen sufriendo estas violencias de familiares y extraños. En este sentido, la movilización de la sociedad civil es esencial, y debe implicar un trabajo de prevención, sensibilización y presión a la policía y los jueces.
Como han insistido algunas de nuestras colaboradoras, existe un desequilibrio bien conocido entre la formación académica de las mujeres y su presencia en el mundo empresarial como emprendedoras. En general, las mujeres emprendedoras consideran que tienen las suficientes habilidades para sacar adelante su propia empresa, pero suelen presentar carencias en el acceso al capital y el soporte financiero. En este sentido, es muy importante cultivar las relaciones que permiten el trabajo en red, que muchas veces no se cuidan porque se priorizan otro tipo de relaciones, como las familiares. Sin embargo, la pertenencia a las asociaciones de emprendeduría de mujeres permite interactuar y conocer las dificultades y oportunidades del sector o el territorio empresarial, aprender otras prácticas, estar al corriente de las novedades y fortalecer la red de clientes, proveedores, socios, etc. Se trata, por tanto, de una herramienta clave para que las mujeres empresarias se enriquezcan tanto en el ámbito personal como laboral y profesional.
Rompiendo estereotipos
Diez años después de los movimientos revolucionarios que sacudieron la región MENA, las jóvenes de estos países se han convertido en punta de lanza de las transformaciones que afectan los fundamentos inamovibles de sus sociedades: el adultocentrismo y el patriarcalismo. Así, muchas jóvenes asumen de buen grado la lucha diaria para acomodar sus aspiraciones a los modelos modernos y tradicionales en torno al matrimonio o la trayectoria laboral. Todo ello las ha llevado a formular nuevos modos de sociabilidad que sus respectivas sociedades perciben como potenciales problemas y sinónimo de desestabilización; los cuales, a veces, transgreden las formas sociales hegemónicas para reclamar los derechos universales de las mujeres.
No obstante, también existen prejuicios sobre las mujeres musulmanas, especialmente en Occidente, simplemente por llevar hiyab, como expresan diferentes autoras. Puesto que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres trasciende toda religión, política o cultural, los gobiernos deben centrarse en tomar medidas legales igualitarias y facilitar el acceso a la educación de las mujeres que, de ese modo, tendrán mayor capacidad de elección entre las opciones vitales a su alcance.
Son muy necesarios aquellos relatos que muestran las capacidades de las niñas y que facilitan el acceso de los jóvenes más vulnerables (especialmente las niñas, que son quienes más sufren los prejuicios y la ausencia de modelos) a la investigación científica. Para ello, hay plataformas que ofrecen una serie de relatos con una trama y unos personajes, que motivan y apelan a la imaginación de las niñas y las jóvenes para acercarse a la ciencia. Además, los relatos ayudan a normalizar el fracaso como una herramienta de aprendizaje y destacar la importancia de la resiliencia en nuestras vidas y trayectorias.
Y no nos cansamos de insistir en que trabajar en red es la clave del cambio de mentalidades en los diferentes ámbitos que atañen a las mujeres.
Creadoras y artistas
Uno de los aspectos más necesarios para cambiar las mentalidades es el conocimiento de las producciones artísticas y literarias que llevan siglos haciendo las mujeres y que, con dificultad, se incluyen en los libros escolares. Por ello es importante que existan estudios dedicados a investigar sobre estas obras de gran calidad a menudo pioneras en el feminismo.
En los últimos cincuenta años, y en el contexto de la dialéctica entre el arte y el feminismo en la región mediterránea, hemos asistido a una serie de dinámicas cíclicas en las que los estereotipos en torno a las mujeres artistas se reproducen a cada generación, pues la sociedad es incapaz de afianzar los efímeros avances. Estas artistas, entonces, deben ser doblemente combativas con respecto a sus homólogos masculinos, pues toda conquista de libertades entraña, inevitablemente, la posterior pérdida de esas mismas libertades. Las mujeres artistas de la orilla sur del Mediterráneo, a causa de las realidades específicas de sus países, han tenido que lidiar, además, con el neocolonialismo cultural, en un contexto general en que están amenazados los logros adquiridos en los últimos cincuenta años. Esto nos obliga, desde una perspectiva tanto política como artística y cultural, a tratar de ir abriendo puertas y visiones que aporten lecturas complementarias a las ya existentes.
No obstante, como veremos en algunos de los artículos, poetas, escritoras y cineastas también de los países del sur y este mediterráneo han desempeñado un papel crucial que casi siempre ha quedado en el olvido. No obstante, las jóvenes cineastas de estos países de sur estan incidiendo fuertemente con su filmografía, sobre todo tras las Primaveras árabes.
Con motivo de los cambios y las revueltas acaecidos en los países árabes en estos últimos años, las disciplinas artísticas también han experimentado una evolución acorde con los nuevos tiempos. En este sentido, cabe destacar el trabajo de toda una generación de directoras de cine árabes que ofrecen una mirada única e innovadora de las sociedades retratadas en sus películas. Así, cineastas como la libanesa Nadine Labaki, las tunecinas Kaouther Ben Hania y Hinde Boujemaa o la argelina Mounia Meddour han sabido llevar a la pantalla historias universales a la vez que actuales y representativas de sus comunidades, ya sea a través del documental o la ficción, desafiando las estrictas normas sociopolíticas que rigen el mundo árabe y aportando, asimismo, una perspectiva personal y reflexiva que apela a las emociones tanto como a la crítica.
Conclusión
El espacio euromediterráneo es muy diverso y cambia muy rápido, pero la violencia de género sigue siendo una continua amenaza en todos sus territorios. Analizar y comprender los diversos orígenes de esta violencia es fundamental, con vistas a erradicar sus múltiples ramificaciones, lo cual supone prestar atención a las especificidades propias de cada contexto para poder, así, enfocar cada acción desde una óptica multifocal. Adoptar un punto de vista basado en la seguridad humana nos ayuda a comprender las violencias de género como una amenaza que, hasta el momento, ha marcado las vidas de muchísimos habitantes de la región, puesto que reconfigura la noción tradicional de seguridad —vinculada con las fuerzas militares— hacia una perspectiva más centrada en el individuo. Así podemos llegar a entender las maneras en que la violencia de género se despliega y entrecruza con otras amenazas en el seno de las complejas realidades mediterráneas. Los marcos legales internacionales, como el de Mujeres, Paz y Seguridad de Naciones Unidas, solo pueden ser efectivos si están realmente basados en análisis sociales profundos, y si tienen en cuenta la resiliencia que, tal y como ha demostrado el escenario de la pandemia, siempre guía a nuestro mundo y nuestra región hacia adelante.
Los gobiernos tienen la responsabilidad de atender los problemas de las poblaciones a las que representan, así como las soluciones que puedan surgir en los barrios, las ciudades y las regiones. Por tanto, es fundamental establecer canales de comunicación fluidos y constantes entre los responsables políticos y la sociedad civil. Los participantes en las reuniones ministeriales también destacan la importancia de establecer mecanismos de seguimiento para asegurar que los compromisos asumidos se llevan a cabo y cumplen sus objetivos.
También es necesario implicar a los gobiernos locales, así como a las asociaciones, en la defensa de los derechos de las mujeres desde el terreno, pues ambos actores conocen muy bien las situaciones concretas, los problemas y las aspiraciones que deben tratarse para lograr sociedades más igualitarias en las dos orillas mediterráneas. Además, como ya se ha señalado más arriba, la sociedad civil produce numerosos datos y estudios que deben considerarse y añadirse al trabajo de las instituciones públicas.
Como hemos comentado más arriba, la FFEM y el IEMed, juntamente con otras asociaciones nacionales e internacionales y la UpM, contribuyen a monitorear estos avances, con los informes de seguimiento que siguen un enfoque cualitativo. Al profundizar en el análisis de las realidades de ciertos territorios del sur mediterráneo, dichos informes plantean cuestiones, señalan obstáculos y formulan ideas con el fin de ampliar los derechos y las posibilidades de las mujeres y los grupos vulnerables.
Como señala la filósofa Judith Butler, «sabemos qué significa la pérdida de seres queridos, e incluso conocemos el proceso del duelo, de la lucha, y sabemos que requiere tiempo. Pero también conocemos los encuentros que hacen posible la supervivencia, que nos provocan ganas de vivir, Porque el deseo de vivir solo se produce cuando vivir significa “vivir con los demás”, cuando formamos parte de una comunidad o una sociedad que nos lleva más allá de nosotros mismos y nos adentra en el mundo. Ahora no hay modo alguno de vivir sin dolor, pero tampoco hay modo de vivir sin los demás, sin los vínculos que nos unen, sin las relaciones que transforman nuestras vidas y satisfacen nuestra imaginación y nuestro activismo».
Notas
[1] Women in the Mediterranean, «First monitoring report of the Euro-Mediterranean Women’s Foundation’s Ministerial
Conferences», https://www.euromedwomen.foundation/pg/en/documents/view/4961/en
[2] Euro-Mediterranean Women’s Expectations – Civil Society Findings and Ministerial Commitments, https://www.
euromedwomen.foundation/pg/en/documents/view/8292/euromediterranean-womens-expectations-civil-society-findingsand-
ministerial-commitments
[3] Quaderns de la Mediterrània, «Mujeres en el espejo mediterráneo», nº 7, 2006.
[4] Quaderns de la Mediterrània, «El Mediterráneo de las mujeres», nº 18/19, 2013.