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Co-édition avec Estudios de Política Exterior
- Rol de las comunidades de inmigrantes
- Seguridad gasista en el Mediterráneo
- El Mediterráneo, ruta de transporte del petróleo
- Cooperación energética Norte-Sur
Editorial
Alo largo de la historia, Argelia ha influido con grande y cambiante peso en el Mediterráneo Norte, desde Gibraltar a Crimea. Argelia se ha convertido hoy en un país clave en el Mediterráneo Sur. El futuro del Magreb depende en parte de Argelia. Mientras Argelia mantiene una posición eminente en África del Norte: rodeada por espacios semidesiertos al Este y al Sur, áreas que difícilmente se considerarían estados en el sentido riguroso del término. Por contra, Argelia debe convivir con dos pueblos, éstos sí, innegables, el pequeño Túnez y el influyente Marruecos. Desde tiempos de Homero, la región que es actualmente Argelia ha influido en Francia sobre todo, y también en España, aunque probablemente nunca como hoy haya pesado tanto ese vecino, cercano y difícil, tentado por alianzas imposibles y rupturas improbables.
Estas notas geográficas tienen por objeto recordar dos hechos, a veces olvidados: ante todo, Argelia es mediterránea y africana, como España es mediterránea y europea. Además, Argelia, España y Francia han sido marcadas por un pasado común, griego y romano, luego cristiano y musulmán, pasado de navegantes, soldados, comerciantes y sabios que han forjado, en 3.000 años, el Mediterráneo. Pasado indeleble, imposible de ignorar. La Argelia moderna es hija de una larga y cruenta guerra con Francia, comenzada en 1954, no acabada hasta 1962. Una de las consecuencias de aquellos años es una estructura de poder en cuyo trasfondo late la silenciosa presencia militar: opaca, encubierta, callada. Bloque granítico. Ese poder argelino, militar y anticolonial, moldeado por la historia del siglo XX, se ha convertido en una indispensable fuente energética para los europeos.
La Unión Europea importa el 36% de su gas de la orilla sur del Mediterráneo y el 20% de su crudo. En el caso del gas, se prevé que en 2030 la dependencia de Europa alcance el 80%. Después de Rusia y Noruega, Argelia, Libia y Egipto ocuparán los primeros puestos entre los suministradores. En cuanto al crudo, más del 85% de las importaciones de la UE se hacen por mar y sólo el 14% por oleoducto. El Mediterráneo se convierte así en una de las principales rutas de transporte de petróleo. Los hidrocarburos, a su vez, constituyen la base de la economía argelina: en 2006 representaron aproximadamente un 60% de las rentas del Estado, un 30% del PIB y un 98% de los ingresos de la exportación.
Pero la diversidad de fuentes energéticas es tanta y la irrupción en el escenario de las energías alternativas tan fuerte, que el maná de los hidrocarburos no debería considerarse como un regalo permanente del cielo. Ni debería cegar las vías de progreso –enseñanza, distribución de la renta, imperio de la ley, jueces independientes– buscadas desde 1962 por el pueblo argelino. La interdependencia energética tiene consecuencias geopolíticas y obliga a ambos lados del Mediterráneo a cooperar. La energía no debe ser un motivo de confrontación: al contrario, debe ser un elemento de cohesión.
Para ello hacen falta nuevas infraestructuras y recursos financieros. Hace falta garantizar una cierta seguridad jurídica: las tendencias nacionalistas de los países exportadores no ayudan a atraer inversores, como tampoco ayuda el nacionalismo energético de los países consumidores de los últimos años para proteger sus mercados y crear supuestos campeones energéticos nacionales. Además, es necesario avanzar en la integración regional e impulsar los intercambios Sur-Sur.
No hay que olvidar que Argelia y Marruecos son los únicos países del mundo, junto a las dos Coreas, que mantienen, desde 1994, sus fronteras terrestres cerradas. En el caso de España, Argelia plantea otros dos grandes retos: la necesidad de construir una política magrebí que no se apoye sólo en Marruecos y Argelia, de modo que las relaciones entre los dos Estados puedan –segundo punto– ampliarse más allá del ámbito energético. La energía es el eje de las relaciones económicas y políticas bilaterales entre Argelia y España, también el eje de la economía argelina. Pero al igual que Argelia necesita una urgente diversificación económica, las relaciones hispano-argelinas también precisan una profunda y urgente diversificación.
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